Noticias de España
Por Germán Capdevila
Solemos leer y sentir en estos días que España acumula más de 230 días sin gobierno, y que se acerca al podio de los Estados que más tiempo han estado sin poder formarlo. El récord lo ostenta Bélgica. Los belgas –sobre todo los flamencos– suelen bromear asegurando que el Estado nunca funcionó mejor que aquellos casi dos años sin ejecutivo.
En el caso español, sin embargo, esta sería una visión equivocada. España no está sin gobierno. Está en una situación peor, de déficit democrático profundo. Si un gobierno de mayoría absoluta del PP (o del PSOE, da igual) es malo, lo que tiene ahora España es aún peor: un gobierno del PP que manda de forma discrecional sin ningún control parlamentario.
Mariano Rajoy es actualmente casi como un dictador de la Roma antigua, una especie de Sila del siglo XXI. Por eso no tiene ninguna prisa para ir a la investidura. Mientras la mediocridad política española es tan explícita, el presidente “en funciones” continúa mandando con total libertad. Un ejemplo de esta mediocridad nos lo regaló Xavier Domènech, el líder de En Común Podemos, que acusó a Ciudadanos de “prometer lo que no puede conseguir” y al PP de “dar lo que no tiene”.
El que prometió alegremente un grupo propio en el Congreso y un referéndum acordado, ahora descubre la paja en el ojo ajeno y no ve la viga en el suyo. Esperemos que sirva para hacer abrir los ojos de muchos de sus votantes, que creyeron en sus promesas, esas “que no se pueden conseguir”.-
Girona (INCAT-El Punt Avui).-
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