El tema se abordó en el 7mo. Congreso de Atención Primaria de la Salud organizado por el Ministerio de Salud de la Provincia en la ciudad de Mar del Plata.
Por competencia, por miedo, por el territorio o por dominancia los perros suelen morder. Y las mordeduras pueden convertirse en una verdadera tragedia familiar cuando el animal es fuerte y agresivo.
Los expertos señalan que la mayoría de las mascotas que muerden reinciden, y que los niños pequeños son las principales víctimas.
Sin embargo, algunas recomendaciones de los expertos sumadas a las terapias cognitivas conductuales permite reducir la agresividad.
“Como bien indica la OMS, las mordeduras caninas son un problema de salud pública en todo el mundo que requieren prevención y un aprendizaje por parte de los dueños de las mascotas, que deben asesorarse para la crianza del animal y para ejercer una tenencia responsable”, señaló el ministro de Salud, Alejandro Collia, y agregó que “por eso decidimos incluir este tema por primera vez en el Congreso de APS que reúne a todo el equipo de salud pública de la Provincia”.
Según datos del Colegio de Veterinario de la Provincia de Buenos Aires en el país hay un perro cada 4 habitantes, cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud es de un perro cada 10 habitantes.
“Estamos excedidos en cantidad y esto genera mayor riesgo de propagación de zoonosis y de las agresiones”, explicó Eduardo Reynés, coordinador de la comisión de Zoonosis del Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires.
Del resultado de algunas experiencias, se supo que las mordeduras más graves se producen en la propia vivienda del animal hacia un miembro de la familia. Y que los animales domésticos que más atacan son los perros machos. Mientras que las víctimas más frecuentas son los niños varones que forman parte de la familia dueña.
“Desde el punto de vista del perro, la familia es la jauría de la que forma parte. Al tenerlo a su altura, es posible que observe al niño como a un par y como una competencia, ya sea por el espacio en la casa o por el alimento”, detalló el profesional.
Dijo también que estas situaciones traumáticas se pueden prevenir en la medida que uno aprenda a criar al perro y que la crianza funciona mejor si se hace desde los primeros cinco meses con un criterio acertado: jerarquizando al animal como mascota, evitando humanizarlo para lograr una socialización positiva.