La mitad de los argentinos reconoce haberse embriagado al menos una vez en su vida. Tal aseveración parte de un estudio realizado por la Universidad Siglo 21 entre más de 1000 personas. Dicho relevamiento también arrojó la creencia de que los adolescentes comienzan a tener alguna relación con el alcohol a partir de los 13 años de edad.
Entre quienes manifestaron haberse embriagado alguna vez en su vida, se indagaron dos aspectos vinculados con esa experiencia: por un lado, la frecuencia de dicha conducta y por el otro, la edad (promedio) en la que se embriagaron por primera vez.
Sobre el primer aspecto, se consultó a las personas cuántas veces habÃan alcanzado el estado de ebriedad. Al respecto, puede observarse que el 75% lo hizo más de una vez, ya sea de manera ocasional o con mayor frecuencia.
Aquà se hallaron diferencias entre ambos sexos y los grupos etarios. Entre las mujeres que admitieron haberse embriagado, el 63% expresó haberlo hecho en más de una oportunidad mientras que en los hombres, la proporción sobre el mismo aspecto fue de un 82%.
Además, las personas que participaron del estudio indicaron que la primera vez que probaron el alcohol tenÃan, en promedio, 17 años de edad. En la comparación entre ambos sexos, los hombres manifestaron haber probado el alcohol en edades menores que las mujeres (16,4 vs. 18,2 años). Al considerar las diferencias por edades, los segmentos más jóvenes evidencian el primer consumo de alcohol más temprano en relación con los adultos mayores (15,9 vs. 18,6 años).
En tanto que los participantes del estudio creen que los 12 años será la edad promedio en la cual los adolescentes consumirán por primera vez alguna bebida alcohólica dentro de 10 años.
Experiencia propia en estados de ebriedad
Finalmente, se consultó a los participantes sobre la propia experiencia en relación con el consumo excesivo de bebidas alcohólicas hasta alcanzar el estado de ebriedad.
Al respecto, la mitad de los encuestados expresó que, alguna vez en su vida, habÃa consumido alcohol hasta embriagarse. Sin embargo, al desagregar los resultados se encuentran algunas diferencias interesantes entre ambos sexos y grupos etarios.
Los hombres expresaron haberse emborrachado en mayor medida que las mujeres. Entre los primeros, el 64,6% alcanzó un estado de ebriedad mientras que la proporción se reduce al 35,4% cuando se considera la experiencia femenina.
En cuanto a los 4 segmentos de edades, las diferencias son notables. Entre los jóvenes, el 66% manifestó haberse emborrachado alguna vez en su vida, mientras que tal proporción se reduce a menos de la mitad al considerar a los adultos mayores (3 de cada 10).